El paisaje cotidiano de Katmandú se ha visto alterado desde
el sábado de manera drástica. Los escombros de edificios enteros se acumulan.
Los parques y los descampados en la capital nepalí están ocupados por tiendas
de campaña levantadas por aquellos que han perdido sus casas o temen perderlas
en próximos terremotos como el de 7,9 grados que el sábado golpeó el país y
causó al menos 4.000 muertos y miles de heridos.
La lluvia, la falta de comunicaciones y de medios complicaron
este lunes la búsqueda de supervivientes, mientras se teme que el número de
víctimas pueda ser mucho mayor debido a la dificultad de las operaciones de
rescate.